La pintura china clásica, más allá de sus múltiples corrientes, muestra una continuidad que se debe a que, a los ojos de los propios chinos es ésta la más alta expresión de su espiritualidad. A lo largo de los siglos, los teóricos y los propios pintores consignaron por escrito sus reflexiones y sus experiencias. El conjunto de esos textos constituye un corpus orgánico, en la medida en que todos se refieren a una misma concepción cosmológica de base, en la que prima la noción de shen-chi ("Aliento-Espíritu"), así como a una misma práctica del arte del pincel. Este libro es una presentación organizada, según rúbricas claras -arte pictórico en general, árboles y rocas, flores y pájaros, paisajes y hombres-, de lo mejor de dicho corpus. |